9 años tenía Martin Luther King, hace 56 años, cuando en Menfis en un mitin fue asesinado por un racista, por un supremacista blanco que con odio y rabia absoluta le arrebataba la vida al Premio Nobel de la Paz. Un hombre que luchó por la igualdad entre todos los seres humanos, que veía con claridad que el color de la piel es superficial y que pagó con su vida el sueño de que todas y todos somos iguales y valemos lo mismo.
Para negociar hay que obligar al adversario a que reconozca que tiene un problema, hay que tensar a todo lo que dé y hay que obligarlo a negociar.
He visto mucha gente y no he escuchado a un hombre tan brillante en la lucha por los derechos civiles de los hoy afroamericanos, como a Baldwin. Baldwin en un documental que dice no soy tu negro, sostenía que, si alguien veía en él un negro, esa persona tenía un problema. Decía, yo no soy negro, yo soy un ser humano.
Efectivamente, todo mundo merece el respeto a su dignidad como ser humano y necesitamos erradicar el racismo y el clasismo, quienes creen que por su color de piel o por su riqueza material valen más que otros seres humanos, quien ve un trans y no un ser humano, a una mujer y no un ser humano, a un moreno y no un ser humano, es un racista y un clasista absoluto que tiene que modificar su posición.
Lo oyes bien, Quadri, no puedes seguir con actitudes racistas, clasistas, intolerantes, homófobas, porque hasta tú, con toda tu repudiable persona, mereces respeto en tu dignidad como ser humano. Nadie debe ser perseguido por su color de piel, por su orientación sexual, por su posición política, por su credo o por su falta de credo.
Martin Luther King tiene tres documentos espléndidos: Yo tengo un sueño, que leyó en el monumento de Lincon, una gran movilización por los derechos civiles en Estados Unidos, que publicó el Fondo de Cultura en un solo documento, que deberíamos publicar en el Consejo Editorial, El Balance de la Huelga de los Autobuses de Montgomery, una gran movilización por la igualdad entre negros y blancos y la Carta desde la Cárcel de Birmingham.
Increíblemente ese gigante, sus compañeros, compañeras, lo veían con celo, lo veían con mezquindad y cuando no lo apresaban decían que, qué casualidad y cuando lo apresaban decían que se hacía el mártir.
Cuando estaba en la cárcel de Birmingham bajo una feroz represión, sus compañeros le decían que había que negociar, que era un error no negociar. Y él les dice en ese documento: claro que hay que negociar, por supuesto que hay que negociar. Pero para negociar hay que obligar al adversario a que reconozca que tiene un problema, hay que tensar a todo lo que dé y hay que obligarlo a negociar.
A mí me parece que Martin Luther King tiene enormes enseñanzas en su lucha no violenta por la liberación del ser humano. Muchos hombres, como Evers, como Martin Luther King, como Malcolm X fueron asesinados. Muchas otras, como Angela Davis, pasó cárcel, persecución y represión...
... O como Assata Shakur, que vive hoy en Cuba perseguida por el gobierno de Estados Unidos, como si fuera la terrorista más peligrosa del mundo.
–Termino, diputado presidente–, planteando que se oiga, y que se oiga fuerte: somos una nación soberana e independiente, y no aceptamos ninguna presión del gobierno de Estados Unidos. Seguiremos defendiendo nuestra opinión, nuestro, nuestras posiciones, nuestros principios. Y por más que nos amenacen que si votamos la reforma constitucional en materia eléctrica nos van a condenar al infierno del retiro de las visas...
... les decimos que no nos importa esa presión y que somos una nación independiente y soberana. Larga vida a Martin Luther King y larga vida a la lucha de los pueblos contra el racismo, el clasismo y la ignorancia monstruosa de la que los paniaguados hoy forman parte. Muchas gracias, diputadas y diputados.
