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Día del Ejército Mexicano

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Día del Ejército Mexicano

Muy buenos días al ciudadano general de brigada, diplomado de Estado Mayor, Eugenio Leonardo López Arellanes, representante del Ejército mexicano. Buenos días, señoras y señores, pueblo de México. Con el permiso de la Presidencia, compañeras y compañeros legisladores, a nombre del Grupo Parlamentario del Trabajo, del Partido del Trabajo, tengo el honor de participar en esta sesión solemne en la que conmemoramos el CIX Aniversario de la Creación del Ejército Mexicano.

Larga vida a nuestro Ejército Nacional. Larga vida a nuestro presidente de la República, licenciado Andrés Manuel López Obrador. —   Dip. Dionicia Vázquez

Cuando hablamos de nuestro Ejército Nacional no debemos pasar por alto que sus orígenes se encuentran en el corazón mismo del pueblo y que sus integrantes son herederos directos del honor y el amor a la patria, del Ejército Insurgente comandado por Ignacio Ayende, Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón, así como el consumador de la Independencia, el general Vicente Guerrero.

De igual forma, comparten el amor a la patria, un amor del que dieron muestra las tropas mexicanas que defendieron nuestra identidad territorial en la más injusta guerra, en la más que injusta guerra de 1847, y que en muchas ocasiones supieron estar más allá de la ineptitud y traición de sus comandantes, como el mismo general Antonio López de Santa Anna.

Asimismo, son herederos del Ejército Popular que llevó a cabo la Revolución de Ayutla, la Guerra de Reforma con sus valientes generales, Santos Degollado, Jesús González Ortega, y en el que participó activamente y formándose al fragor de la batalla, Ignacio Zaragoza.

Es precios mencionar la batalla del 5 de mayo de 1862, en los cerros de Loreto y Guadalupe, en Puebla, en donde, en palabras del general Ignacio Zaragoza, las armas nacionales se cubrieron de gloria.

También es importante que recordemos el Sitio de Puebla, que tuvo lugar de marzo a mayo de 1863, donde el Ejército Nacional volvió a mostrar honor, valentía, sobre todo amor a este suelo patrio.

Del mismo modo, lo son el Ejército Popular que defendió a la patria en la indigna guerra de la intervención francesa, en donde se alcanzó la gloria el 15 de mayo de 1867, al derrotar en Querétaro a las tropas del imperio.

Nuestra historia recoge como Decena Trágica los aciagos días del 9 al 19 de febrero de 1913, donde se concretó la traición por parte de unas fracciones, de unas facciones conservadoras de las fuerzas armadas en contra del gobierno legítimamente constituido del presidente Francisco I. Madero.

Debemos señalar que no fue la totalidad del Ejército porque descartaron, destacaron en su lealtad a las instituciones las actitudes valientes del general Felipe Ángeles, cuyo nombre en próximas fechas será inscrito con letras de oro en el Muro de Honor de este recinto legislativo, así como el teniente coronel Gustavo Adolfo Garmendia, solo por citar los nombres ya que sabemos que todas las guerras han existido valientes hijos e hijas de este suelo que han ofrendado su vida en favor de la justicia, la libertad y sobre todo la soberanía de su patria.

Es conveniente mencionar que la parte facciosa del Ejército fue solo el brazo ejecutor de la traición y asesinato del presidente Madero y vicepresidente Pino Suárez, ya que es bien conocido y documentado que el autor intelectual del golpe de Estado fue el embajador del gobierno de Estados Unidos de América, Henry Lane Wilson, así como los obscuros intereses de las compañías petroleras las cuales, en ese entonces como ahora, buscaron corromper a mexicanos a quienes por medio de dádivas o amenazas presionaron para actuar en contra del interés nacional, perjudicando como siempre a los que menos tienen.

Es muy trascendental mencionar la valentía de los cadetes del Heroico Colegio Militar que acompañaron al presidente Francisco I. Madero del Castillo de Chapultepec al Palacio Nacional en la marcha conocida como Marcha de la Lealtad.

Compañeras y compañeros legisladores, ante la espantosa traición que se fraguó en la Ciudad de México ante la falta de presidente y vicepresidente por la renuncia a dichos cargos de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, el chacal Victoriano Huerta se adueñó de la Presidencia usurpando el poder que el pueblo le había conferido al gobierno legítimo de Francisco I. Madero porque el entonces gobernador del estado de Coahuila solicitó a la legislatura de su estado la expedición del decreto 1421, el cual constó de dos artículos.

En el primero se desconoce al general Victoriano Huera en su carácter de jefe del Poder Ejecutivo de la República, que dice él que fue conferido por el Senado y se desconocen también todos los actos y disposiciones que dicte en su carácter. En el segundo artículo el Congreso facultó a su gobernador para que armara fuerzas para coadyuvar al sostenimiento del orden constitucional de la República.

De esta manera y mediante el decreto 1421, el Congreso de Coahuila le dio facultades extraordinarias a don Venustiano Carranza como gobernador para armarse y buscar restablecer el orden de la nación. Ese documento desencadenó la promulgación del Plan de Guadalupe, fundamento político del movimiento constitucionalista.

A partir de lo propuesto en el decreto se logró unir nuevamente a las fuerzas maderistas y organizarlas en un ejército que posteriormente se denominó constitucionalista. Mismo que a cargo del gobernador y después jefe, Venustiano Carranza, logró que en julio de 1914, después de varios meses de intensas campañas, el usurpador Victoriano Huerta renunciara al Poder Ejecutivo y saliera del país.

De este Ejército surgió un grupo de mexicanos que trascendieron su tiempo, como los generales Francisco J. Mujica, Lázaro Cárdenas, Lucio Blanco, Salvador Alvarado, entre otros. En la actualidad, el Ejército mexicano, su origen, reiteramos, se encuentra en las entrañas mismas del pueblo, o dicho de otro, son pueblo uniformado, el cual tiene una profunda vocación nacional en la sociedad mexicana.

Son incontables las ocasiones en las que el Ejército mexicano es el primer respondiente en las comunidades afectadas por desastres naturales, aplicando el Plan DNIII, apoyando a la población afectada y dedicando sus mejores esfuerzos para lograr restablecer el orden y la seguridad de la pasada legislatura, aprobamos una reforma constitucional para crear la guarda nacional en la que elementos del Ejército tienen un rol importante en esta institución que busca ofrecer a los mexicanos la seguridad personal y patrimonial que han demandado por años.

Es muy importante seguir modernizando nuestras Fuerzas Armadas, logrando que cada día los esfuerzos de esta institución sean en beneficio de los habitantes de nuestra República y donde el Ejército sea un pilar fundamental de los gobiernos civiles y democráticos que mediante voto popular llegan al poder.

No cabe más que pedirle que por su conducto nos felicite a todas y todos los integrantes de nuestras honorables Fuerzas Armadas, a las cuales es necesario recordarles que hoy, como hace un siglo, nuestro país se encuentra bajo el asecho de rancios intereses, los cuales buscan por cualquier medio descarrilar los esfuerzos de un gobierno civil, el cual fue emanado por la voluntad popular de más de 30 millones de mexicanos, que creyeron en un proyecto alternativo de nación, que busca devolver la dignidad de aquellos a los que los políticos neoliberales despojaron de la esperanza y del Estado de bienestar.

Larga vida a nuestro Ejército Nacional. Larga vida a nuestro presidente de la República, licenciado Andrés Manuel López Obrador. Es cuanto, señor presidente.