Al participar en la Sesión Solemne para conmemorar los 50 años del golpe de Estado de 1973 en la República de Chile, el diputado del Partido del Trabajo (PT), Jesús Fernando García Hernández, señaló que se trata de una página oscura en la historia de América Latina, “una oscuridad que en su sombra albergó la perversidad de un renovado modelo de dominación”.
México, fiel a su tradición diplomática, supo albergar y proteger en su embajada a las víctimas de este acto, recordó
En tribuna, el parlamentario enfatizó que este golpe de Estado fue orquestado por el gobierno de Estados Unidos, “cuando la fuerza de la sinrazón de las armas derrocó a un gobierno democráticamente electo. Un gobierno encabezado por el presidente Allende, quien al igual que muchos luchadores por la justicia e igualdad social, fueron víctimas mortales de este oprobioso hecho”.
Precisó que este acto puso en evidencia que las oligarquías fascistas y el imperialismo están siempre dispuestos a recurrir a la violencia genocida, en defensa de sus intereses de clase y del modelo de explotación que los alimenta y los distingue.
“Un acontecimiento que truncó un luminoso proceso de revolución pacífica, que dio puerta abierta al neoliberalismo que afecta a tantos pueblos del mundo, entre ellos el nuestro”, lamentó el legislador federal por Sinaloa.
Asimismo, manifestó que México, fiel a su tradición diplomática, supo albergar y proteger en su embajada a las víctimas de este golpe de Estado. “El acontecimiento llegó a consolidar en la práctica un derecho de asilo entre la nación sudamericana y nuestro país, que ha hecho posible, además, un fructífero intercambio cultural y económico entre nuestros pueblos”.
Agregó que muchos de las y los chilenos exiliados en nuestro país se integraron a la academia, donde sus conocimientos han sido favorables para el proceso de enseñanza que mucho ha servido y sirve al libre pensamiento y difusión de las ideas.
“A 50 años del golpe de Estado en Chile, en el Partido del Trabajo elevamos nuestra voz porque los anhelos de paz y justicia social sean una realidad. Porque las voces en demanda de condiciones de igualdad se escuchen, se atiendan y se resuelvan y que impere el sentido de la fuerza de la razón y nunca más la razón de la fuerza”, sentenció.
